FÁBULA
LA FOCA COLORINA
Autora: María Josefina Cerda
En una colonia de focas
apareció sobre las rocas,
una foca diferente que,
¡Asombró a toda la gente!
Era una foca albina,
su piel era rojiza y su nombre era
Colorina.
-
¿Por qué está sobre mi roca?
¡Esa foca es peligrosa!,
dijo con actitud arrolladora
una foca muy peleadora.
-
¿Qué se cree esa ladina?,
¿Acaso piensa que tiene más derechos que
yo,
sólo porque es colorina?,
comentó otra foca llamada Colombina.
Colorina se cambió de lugar,
pero, a otra foca también le fue a
estorbar,
ésta le gritó muy enfadada:
-
¿Por qué ocupas mi lugar?
¡Sal de ahí, foca horrorosa!
¿Acaso te crees mejor que todas,
porque eres pelirroja?
Colorina apenas veía
con el sol del mediodía,
porque, además de colorina
¡Era una foca albina!…
Se instaló en una lejana roca
para esconder su congoja,
llorando de pena al ver cómo la discriminaban
ya que, de todos lados la expulsaban.
Al cabo de un rato de soledad,
y luego de pensar en el exilio,
se presentó su madre
para brindarle auxilio.
Su madre tenía tanto disgusto,
que llegó a provocar mucho susto,
cuando proclamó con gran enfado
Y con fuerte voz, este discurso:
- “Ustedes han sido muy crueles
con mi hija Colorina,
sólo porque ella es una foca albina.
Su color de piel es diferente,
pero, ustedes se han comportado en forma
ruin e indiferente
cada vez que yo me alejo y comprueban que
estoy ausente.
Luego agregó:
- Colorina no debe rogarle a nadie para
que la aprecie,
ya que, ¡Ella también es de su misma especie!
Enseguida prosiguió…
- Con su tremenda crueldad
han llegado al límite de la maldad,
ni siquiera la foca Colombina
que siempre se hace amiga de todos
le ha brindado apoyo a Colorina.
Con su inmenso egoísmo,
la han sumergido en un abismo,
le han causado mucha pena,
y le han impuesto una funesta condena”.
Luego, entre sollozos dijo: ¡Snif, Snif!
“Colorina, tendrá que irse de aquí,
para poder vivir feliz”.
Así sucedió…
Colorina fue llevada a un lugar extraño
donde nadie le haría daño,
allí todo era armonioso y lógico,
porque ahora viviría en un zoológico.
Se trataba de un buen vecindario,
atendido por un señor algo estrafalario
que era el mejor veterinario.
Todos los animales del lugar eran
diferentes,
estaban siempre limpios y bien
alimentados,
además, eran amigables e inteligentes.
Eran muy queridos y admirados por los
niños,
quienes les demostraban sincero respeto y
cariño.
Y… azul y azulina,
así se termina el cuento
de la foca llamada Colorina,
que nació siendo un ejemplar de foca
albina.
Moraleja: “No debemos hacer sufrir a nadie solo porque es diferente, pues la discriminación le causa mucho dolor a gente inocente”.